“MAESTRA CARMITA” “MAESTRO JORGE”
Pareciese que es el momento de despedirse, de decir adiós, dar abrazos, aplausos, en fin, cumplir con el ritual que indica que es el final de una etapa de la vida. Todo pareciese tan sencillo y posible de ser lapidariamente guardado en una palabra: “¡Adiós!”. Pero no, el asunto es más complicado y más simple, las despedidas tienen esa compleja sencillez de los finales que no acaban y la expectativa de un inicio que aún no llega, sin embargo, se presiente y está latente en este espacio en que despedida y regreso se confunden.
Pero hoy no estamos aquí para dar un triste adiós de lágrima y llanto, ni el doloroso adiós que deja la separación, no, no estamos aquí para dar un adiós que duela. La despedida que hoy celebramos no tiene ese tipo de sentimientos, nuestra despedida es más vasta, más sentida, más nuestra, más festiva. Nuestro adiós es inabarcable, inconmensurable y esta despedida es del tamaño de nuestra esperanza de que hoy es el inicio de otra etapa en la vida de ustedes, de seguir con proyectos que se quedaron esperando.
En la vida hay ciertos momentos, ciertos espacios en que las despedidas son necesarias o inevitables, ya sea para un encuentro futuro, para una ruptura, para seguir creciendo, hoy están ante uno de esos momentos en que la vida nos sitúa
Les deseamos lo mejor en la vida, que busquen la felicidad en cada instante, en cada momento, aunque no la encuentren, aunque no exista, sencillamente busquen la felicidad, y no me refiero, como diría un poeta , a la felicidad con mayúsculas sino a la pequeña felicidad que habita
en los actos cotidianos, la que está en las cosas sencillas, en la mirada y en la sonrisa de quienes los despedimos, la que habita en el cotidiano buenos días.
Hoy estamos con la alegre melancolía en la piel, con el adiós rozándonos los labios, con los brazos abiertos para despedirlos, y ojalá, en un futuro cercano volvamos a recibirlos con el dulce dolor con que hoy les decimos “¡Hasta Pronto!”
El "Hanal pixán", o comida de las ánimas, es una tradición del pueblo maya que se lleva al cabo para recordar de una manera especial a los amigos y parientes que se adelantaron en el viaje eterno. Es un acontecimiento especial para los deudos de los difuntos, pues saben que, en estos días, del 31 de octubre al 2 de noviembre, las ánimas "reciben permiso" para visitar a sus familiares.
El primer día se dedica a los niños y le llaman U HANAL PALAL. El segundo día, 1 de noviembre, está dedicado a los adultos muertos y le llaman U HANAL NUCUCH UINICOOB, y el tercer día es el U HANAL PIXANOOB llamado en algunos lugares "misa pixán" porque ese día se aplica una misa dedicada a las ánimas, por lo general en el cementerio de la población.
Se acostumbra, principalmente en el interior del Estado, que los niños usen durante esos días una cinta de color rojo o negro en la muñeca derecha, a fin de que las ánimas no se los lleven. También se acostumbra amarrar a los animales de la casa, porque podrían ver a las ánimas e impedirles el paso hacia el altar. La tradición incluye varios ritos, pero el principal consiste en poner una mesa que funciona como altar, donde se coloca comida típica de la temporada: atole nuevo, mucbilpollos, jícamas, mandarinas, naranjas, dulce de papaya, coco y pepita, tamales de espelón y "vaporcitos", todo eso adornado con veladoras, flores, ramas de "ruda" y las fotografías de las personas fallecidas.
Las ofrendas para los niños difuntos se colocan en un altar decorado con un mantel bordado en tonos alegres, juguetes y comida de su preferencia, como chocolate, tamales, "pibes", dulces, frutas de la temporada, atole nuevo y yuca con miel, y se adorna con flores de "xpujuc" (de tipo silvestre y color amarillo), "xtés" en color rojo y "virginias".El día de los niños se pondrá, además de los alimentos y los dulces, juguetes.
El segundo y tercer días se ponen en la mesa comidas y bebidas, así como aguardiente y cigarros si es que los muertos que se recuerdan acostumbraban comer determinados guisos, beber o fumar.
Como se verá,el principal elemento de este ritual son los alimentos, cuyos nombres son palabras de origen maya.